La cultura del vino en Chile

La actividad vitivinícola pasó de producirse artesanalmente a ser una importante industria a fines del siglo XIX. Ha sido fuente de inspiración para escritores, cantores y otros artistas nacionales, siendo parte de la cultura chilena y de su patrimonio.
El vino es una bebida que ha estado siempre presente en la memoria colectiva de Chile. La actividad vitivinícola -a través de sus faenas agrícolas y productivas, condensadas en el arte de producir vinos- son parte de nuestra esencia. Ha sido también fuente de inspiración para muchos escritores, cantores y otros artistas nacionales.
El vino llegó al territorio nacional de la mano de los conquistadores españoles. Varios personajes surgen como iniciadores de la vitivinicultura en Chile, ya que muchos de ellos fueron dueños de viñedos. Entre ellos, el gobernador Francisco de Aguirre, Juan de Jufré, Diego García, Rodrigo de Araya, Bartolomé Flores e Inés de Suárez.
Durante los primeros años de la colonia, en casi todos los solares de Santiago y las chacras circundantes, había parrones y se producía vino para el consumo personal. Con el tiempo, esta práctica se extendió por el territorio desde Coquimbo hasta Concepción y hacia 1594, se producían en el país 100 mil arrobas anuales, equivalente a 1,6 millones de litros de vino. Durante todo el período colonial, el precio de esta bebida se mantuvo entre 19 y 22 reales la arroba -equivalente a 16,13 litros-, y solo se registraron alzas esporádicas, producto de las malas cosechas o del avance de la guerra de Arauco que afectaba la producción en el sur del territorio.
Aun cuando la producción vitivinícola fue destinada preferentemente al consumo interno, parte de ella se exportó a países vecinos. En 1794, la corona española como una forma de proteger el comercio de vinos españoles- dictó una orden real prohibiendo la exportación de vinos chilenos a Nueva España y Nueva Granada.
Desde la conquista y hasta mediados del siglo XIX, el sistema traído por los
españoles para el cultivo de la vid y la tecnología en la producción del vino, se mantuvo inalterable. El proceso de modernización capitalista y la expansión de la economía chilena vinculada a la apertura del comercio del norte del atlántico, trajo consigo una radical transformación en la industria vitivinícola chilena.
A partir de 1850, productores y empresarios vitivinícolas invirtieron fuertemente en maquinarias, técnicos, importación de cepas, sistemas de transporte y en la construcción de bodegas subterráneas. Hacia 1880, concluyó el proceso de formación y transición de la industria vitivinícola chilena y se inició el florecimiento de esta actividad económica. El vino chileno adquirió otra presencia y la producción aumentó considerablemente, al mismo tiempo que los sistemas de transporte y comercialización se hicieron más eficientes.
Esta revolución tecnológica, y todos los esfuerzos posteriores, pavimentaron el camino para que actualmente la producción chilena de vinos sea reconocida internacionalmente por su inconfundible sello y calidad.
Fuente: memoriachilena.gob.cl
Crédito foto: Viña Santa Rita